10 diciembre 2008

De paseo por las Islas Británicas

El jueves por la mañana volé a Dublin, donde he pasado caminando horas, y horas, y horas, y más horas. Una visita a Windmill Lane, la calle donde estuvieron situados los estudios de grabación que vieron como los U2 daban sus primeros pasos. Liffey arriba, Liffey abajo. Visitas varias a todas las tiendas de discos posibles, para acabar comprobando que la más interesante de todas las que conocía allí, ya no está. Pinta de vintage cider en Temple Bar con música en directo, como de costumbre por aquella zona. Y alguna otra cosilla que no viene al caso (tampoco te pienses que aquí lo voy a contar todo).

Y el sábado por la tarde, demasiado pronto, como siempre que me voy de Dublin, vuelo a Bournemouth. ¿Qué no sabes donde está eso? No te preocupes, hasta hace un mes yo tampoco lo sabía, pero allí van los vuelos más baratos. Cena y, ya que es sábado, un poco de fiesta, pero como esto es Inglaterra, y no España, justo cuando te has terminado la primera pinta cierran los bares y te mandan a dormir... menos mal, porque si no ¿quién madruga el domingo?

5 horas después hacemos como que nos despertamos, y 2 más tarde conseguimos meternos en el coche camino de Stonehenge (ese monumento megalítico menos antiguo que el mencionado en el post anterior). Como pagar 6 libras por ver unas piedras en el campo nos parece un poco excesivo, decidimos que la valla no está suficientemente alta como para disuadirnos de saltarla. Una de las conservadoras del recinto nos informa muy amablemente de que esa no es la entrada, que tenemos que dar la vuelta y entrar por el otro lado de la carretera. Le agradecemos la información y pagamos religiosamente las 5 libras que cuesta la entrada con el descuento de estudiante (que ninguna de las 4 tiene en realidad).

Después de un recorrido muy instructivo alrededor de las piedras de casi 2 horas, nuestros estómagos requieren cierta atención y conducimos hasta Salisbury, donde, entre la comida y el café, nos apalancamos hasta las 5 de la tarde, que en esta latitud equivale a las 10 de la noche del mundo real. Levantamos el chiringuito, conducimos hasta Southampton (desde donde salió el Titanic). Una muralla, una pista de hielo, una iglesia, un Ikea y un Toys'r'Us. Aparcamos. Medio paseo. Vuelta a Bournemouth, con caravanón incluido, cena, pub y a la cama.

Y, para acabar con el fin de semana, el lunes damos un paseíto por Bournemouth, previa ingestión de un English breakfast de esos ligeritos que se toman ellos, cuatro fotos en los acantilados y en la playa, y al aeropuerto. Y a buscar una gasolinera. Y al aeropuerto. Y a Murcia... nos cambiamos de cola, y a Girona (ahora sí).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ohoh, que resumen!
Yo lo pasé en la Puri, jeje

Nos vemos, colega!!!