Se me ocurren muy pocos posts peores que el último, así que si lo miro por el lado bueno, la semana sólo puede ir a mejor... de momento la acabaré en Vigo... bueno, mejor dicho, en un tren volviendo de Vigo.
En efecto, un año más (ya van 4 veranos consecutivos, y casi 5 años desde que empecé) vuelvo al tren, como el chato del turrón que vuele a casa por Navidad, pero yo al trabajo y por el verano.
Justo anoche, antes de dormirme estaba pensando que estaría bien buscarme un trabajo de verdad, que me dejara dormir en casa, ver la tele un rato por la noche... lo que viene a ser un currito de verano, normal y en condiciones. Pero va a ser que no. La que pone los viajes (que debe tener telepatía) me ha despertado esta mañana, y antes de que pudiese reaccionar me ha organizado los próximos 7 días (seguro que me los reorganiza varias veces durante este tiempo, pero lo que cuenta es que ya ha anulado mi poder de decisión para los próximos 2 meses).
Y como ya viene siendo una tradición, aviso a todas aquellas personas que estén en situación de llamarme por teléfono, que como hagan uso de esta condición entre la salida y la puesta de Sol (bueno, más concretamente, entre la llegada y la salida de los trenes) iré a donde quiera que esté y le moleré a palos. Ea, ahí queda dicho, quien avisa no es traidor. Si tienes que hablar conmigo trasnocha, y si no, mándame un mail.
Para batallitas sobre el tren, consulte las próximas entradas, que fijo que alguna cae, porque mi confianza en la evolución de la especie humana no es tan profunda, y seguro que siguen quedando personajes que intentan dejar la maleta dentro de una nevera.
En efecto, un año más (ya van 4 veranos consecutivos, y casi 5 años desde que empecé) vuelvo al tren, como el chato del turrón que vuele a casa por Navidad, pero yo al trabajo y por el verano.
Justo anoche, antes de dormirme estaba pensando que estaría bien buscarme un trabajo de verdad, que me dejara dormir en casa, ver la tele un rato por la noche... lo que viene a ser un currito de verano, normal y en condiciones. Pero va a ser que no. La que pone los viajes (que debe tener telepatía) me ha despertado esta mañana, y antes de que pudiese reaccionar me ha organizado los próximos 7 días (seguro que me los reorganiza varias veces durante este tiempo, pero lo que cuenta es que ya ha anulado mi poder de decisión para los próximos 2 meses).
Y como ya viene siendo una tradición, aviso a todas aquellas personas que estén en situación de llamarme por teléfono, que como hagan uso de esta condición entre la salida y la puesta de Sol (bueno, más concretamente, entre la llegada y la salida de los trenes) iré a donde quiera que esté y le moleré a palos. Ea, ahí queda dicho, quien avisa no es traidor. Si tienes que hablar conmigo trasnocha, y si no, mándame un mail.
Para batallitas sobre el tren, consulte las próximas entradas, que fijo que alguna cae, porque mi confianza en la evolución de la especie humana no es tan profunda, y seguro que siguen quedando personajes que intentan dejar la maleta dentro de una nevera.
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