27 marzo 2006

Time goes by

Hace 5 años y una semana, estaba yo en casa un miércoles por la mañana, haciendo una campanilla... bueno, una campanilla provechosa, porque la dediqué a hacer un trabajo de García Lorca. Pero para animar el ambiente, me puse la radio, de fondo. Por aquella época yo escuchaba los 40 criminales, y también por aquella época Roxette iban a presentar su último disco en la sala Biquini. Forma de conseguir las entradas para el mini concierto: no hay entradas, sólo invitaciones (tócate los huevos).

Así que me pasé como media hora marcando y remarcando, sin soltar el teléfono. Y resulta que una de esas 200 veces, en vez de comunicar, descolgaron:

- ¿Cuántos hijos tiene Marie Fredriksson?

A ver, Cristina, piensa... piensa... ¡piensa!... Marie le dedica los discos a Micke, Josefin y Oscar (yo soy una de esas frikis que se lee la página de agradecimientos). Si descontamos al marido:

- 2 hijos.
- 2 entradas para ver a Roxette en directo.

Lo que llegué a flipar esa semana. Qué fuerrrrrrrrte. La primera vez que los vi en directo. Concierto cortito, pero para lo que me costó no me voy a quejar. Hoy hace 5 años. Esperemos que hagan otros cuantos como ese.

Y hoy no podía escuchar otra cosa. Tengo de fondo el concierto en cuestión. Y para demostrar que estuve allí debo destacar 2 momentos: mitad de It must have been love, la que aplaude sola soy yo (me salió de dentro del alma); segundo momento (apenas se aprecia, ya había dado bastante la nota) al final de la canción suelto un sois macanudos (éste me salió del fondo de la garganta, que me desgañité).

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