Pues como quien no quiere la cosa, ayer se produjo la segunda visita al carnaval de Sitges, en este año 2006 (qué poco frecuento este pueblo, y cuánto me gusta). Ya que vamos, hay que disfrazarse, así que sacamos del baúl de los recuerdos el disfraz de Wally (si carnaval cae en febrero, ¿por qué las telas de los disfraces abrigan tan poco?), con sus gafas de Bartolo y todo, y vamos para allá.
Yo me llevo el coche, así que lo de beber se va a acabar, pero bueno, no es necesario (claro que no!). Aparco a unos 127 kilómetros del centro (así a ojo), y chino-chano. Objetivo: coleccionar fotos con todo bicho disfrazao que nos encontremos.. El primero un escocés al que asaltamos nada más salir del coche.
Una vez en el meollo, muuuucha gente, muuuuuuucho frío, muuuuuchísimas carrozas (un poco cansino, al final), muuuuuuuuuuuuy divertido. Me lo pasé de coña.
Gracias a los presos de Viladecans por la cena (si a mí me asaltan 2 Wallys y una india no les regalo mis patatas); y a las (y el) Chaplin de Valencia y Castellón pero que estudian en Reus por el calimocho mezclado con alcohol de quemar, para bajar las patatas. El año que viene invito yo.
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