Ya se ha acabado agosto (yo sólo informo por si no te habías dado cuenta), y eso significa que el trabajo va a menos, lo que tampoco está mal. Ayer una jefa me preguntó que qué hacía aún por allí, y se oyó una voz por ahí de fondo:
- Con lo bien que se lo está pasando esta ¿cómo se va a ir?
Joder, que razón tiene. De momento vacaciones, y luego de vuelta otras 2 ó 3 semanas, no sé. Pero creo que aún así se me va a hacer corto (¿quién me ha visto y quién me ve?). Tengo la oportunidad de quedarme con un contrato medio estable (de lo más estable puede ofrecer esta empresa), pero eso sí que sería pisar mis principios, por diversos motivos:
1. No quiero que este sea mi trabajo, yo aquí estoy para una temporada muy temporal (no de un par de años).
2. Estoy a punto de largarme.
3. Me gusta el ambiente de los trenes nocturnos, las juergas que nos pegamos cuando se cierra la cafetería para los viajeros, y ver quien la suelta más gorda cuando llevas ya 14 horas trabajando, aún te quedan otras 5 y empieza a amanecer camino de Monzón.
4. Para ser camarera en el tren lo soy en cualquier bar.
Este es el más importante, porque si las circunstancias me llevan a ello, cuando vuelva, no descarto tener que pasar esa temporada larga en la empresa (mejor esto que no tener trabajo), pero lo que no quiero es ser sólo camarera, y eso es precisamente lo que me ofrecen, cafetería y prestaciones en trenes diurnos, super-pijos (¿¡a mí!?) de semi-alta velocidad entre Barcelona y Madrid.
01 septiembre 2006
Dudas confirmadas
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