07 febrero 2006

Qué tremendo

En la madrugada de ayer, unos que se aburrían en su casa pensaron que por qué no entrar a robar en un piso de mi escalera mientras la dueña estaba durmiendo en su cama. Entraron por el balcón (en un tercer piso), cogieron un par de joyeros, un bolso, revolvieron un poco los armarios y se largaron por la puerta, como quien no quiere la cosa. Después de coger las joyas (igual pensaban que la Preysler vive aquí, o la reina de Inglaterra, ¿quién sabe?) y el dinero del monedero, dejaron lo que no les servía tirado en el portal y pa casa, a dormir; bueno, tuvieron la dignidad de dejarle a la señora la alianza de su marido y unas medallas (que son cacos, pero tienen sus detalles... más majos ellos). Es para flipar, y ya de paso, para acojonarse.

Menuda forma de acabar las vacaciones. Mañana empiezan las clases, el consuelo es que durante esta semana serán presentaciones y no haremos mucha cosa (espero). Encima me toca repetir una, y si no me gustó la primera vez... no sé yo qué tal va a ir la segunda; sólo espero no tener de profe a la Infanta Cristina (no sé cómo se llama realmente).

De fondo “I Can’t Be With You” de The Cranberries, del “No Need To Argue” de 1994 (la época rubia-oxigenada de la Lola). Uno de sus mejores discos, con perlazas como Zombie, Ridiculous Thoughts (con Elijah Wood en el vídeo clip, muy jovencito)... iba a nombrar más, pero realmente todo el cd merece mucho la pena (ya he dicho que es de los mejores de los Cranberries, sin duda)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué inseguro se está volviendo el pueblo...


SaLuDoS desde la lejanía... como en un tune, con luce galáticas.

De plástico.

Por lo que fue.