08 febrero 2011
01 febrero 2011
Lisboa
No esperaba demasiado de este viaje, de hecho no puede decirse que estuviera entusiasmada por ir, y quizá ahí ha estado la clave, en que como no esperaba demasiado se ha convertido en un muy buen viaje. Ya había estado en Lisboa en una ocasión, y a priori no parece que una ciudad tan grande como para no repetir visitas, pero con alguna excepción, lo es.
Sábado 29, 8.30 hora local, aterrizamos con tres días completos por delante. Hotel cochambroso (como todo buen seguidor de este blog sabe, he estado en La India, y este hotel me ha dado asco), desayuno y al ataque. Plaza Rossío, Filguira y subida al Castelo de San Jorge. Descanso para comer, iglesia y claustro de San Vivente, paseo por Alfama, Catedral, tranvía 28, mirador de la Señora do Monte, tranvía 28, café, siesta, cena en el Barrio Alto, vino y a dormir, que no se puede decir que no hemos aprovechado el día.
El domingo nos vamos de excursión después de desayunar en un bonito café de esos con sillones, que pueden existir en Europa porque la gente se toma su café y se va, pero que si estuviera en España no haría negocio porque estaríamos toda la tarde con una consumición de un euro y medio. Pasamos la mañana en Belem: Monasterio de los Jerónimos (gratis porque es domingo), Monumento a los Descubridores, paseo por la orilla del Tajo (que en esa latitud se llama Tejo), Torre de Belem (gratis porque es domingo) (que bonito es viajar en domingo), paseo por el parque, comida con un vino muy rico, en la fábrica de pastelitos hay una cola que ni en Doña Manolita el 21 de diciembre, decidimos no unirnos a la tradición y nos vamos a Cascais, un pueblito de costa como Tossa de Mar, paseo hasta el faro, café y vuelta a Lisboa... siesta, paseo por la muerta, en domingo por la noche, Alfama. Rompemos el presupuesto cenando en el Clube Do Fado, pero el atraco a mano armada merece la pena, la próxima vez ya escucharemos los fados de los camareros de los bares...
El lunes paseamos por Rossío, Chiado, vamos al Museo Arqueológico, que es más interesante por su continente que por su contenido, seguimos paseando y nos trasladamos a la zona de la Expo, con el Puente Vasco da Gama (el más largo de Europa con 17km.) al fondo, comemos por allí y como nos sobra tiempo aprovechamos para ver el Oceanário, el segundo acuario más grnado de Europa. Una buena manera de acabar el viaje. Después de eso poco más, vuelta al centro, mochilas, pastelitos, autobús, avión, Barcelona.
Sábado 29, 8.30 hora local, aterrizamos con tres días completos por delante. Hotel cochambroso (como todo buen seguidor de este blog sabe, he estado en La India, y este hotel me ha dado asco), desayuno y al ataque. Plaza Rossío, Filguira y subida al Castelo de San Jorge. Descanso para comer, iglesia y claustro de San Vivente, paseo por Alfama, Catedral, tranvía 28, mirador de la Señora do Monte, tranvía 28, café, siesta, cena en el Barrio Alto, vino y a dormir, que no se puede decir que no hemos aprovechado el día.
El domingo nos vamos de excursión después de desayunar en un bonito café de esos con sillones, que pueden existir en Europa porque la gente se toma su café y se va, pero que si estuviera en España no haría negocio porque estaríamos toda la tarde con una consumición de un euro y medio. Pasamos la mañana en Belem: Monasterio de los Jerónimos (gratis porque es domingo), Monumento a los Descubridores, paseo por la orilla del Tajo (que en esa latitud se llama Tejo), Torre de Belem (gratis porque es domingo) (que bonito es viajar en domingo), paseo por el parque, comida con un vino muy rico, en la fábrica de pastelitos hay una cola que ni en Doña Manolita el 21 de diciembre, decidimos no unirnos a la tradición y nos vamos a Cascais, un pueblito de costa como Tossa de Mar, paseo hasta el faro, café y vuelta a Lisboa... siesta, paseo por la muerta, en domingo por la noche, Alfama. Rompemos el presupuesto cenando en el Clube Do Fado, pero el atraco a mano armada merece la pena, la próxima vez ya escucharemos los fados de los camareros de los bares...
El lunes paseamos por Rossío, Chiado, vamos al Museo Arqueológico, que es más interesante por su continente que por su contenido, seguimos paseando y nos trasladamos a la zona de la Expo, con el Puente Vasco da Gama (el más largo de Europa con 17km.) al fondo, comemos por allí y como nos sobra tiempo aprovechamos para ver el Oceanário, el segundo acuario más grnado de Europa. Una buena manera de acabar el viaje. Después de eso poco más, vuelta al centro, mochilas, pastelitos, autobús, avión, Barcelona.
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Viajes
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